viernes, 28 de septiembre de 2007

De la ética del trabajo a la estética del consumo


Zygmunt Bauman, sociólogo británico, sostiene que la actual es una sociedad de consumidores, y que como tales usamos las cosas para satisfacer nuestros necesidades y deseos. Consumir significa también destruir, porque cuando realizamos esa acción, estamos agotando o despojando a las cosas de su encanto, a veces, hasta dejan de existir.

En una etapa anterior la formación de sus integrantes estaba determinada por la necesidad de desempeñar el papel de productores. En la etapa presente, la forma en que esta sociedad moldea a sus integrantes está regida, ante todo y en primer lugar, por la necesidad de desempeñar el rol de consumidor.

Zygmunt Bauman

Cortesía Greylodge.org

Inicialmente, el trabajo era la herramienta principal para encarar la construcción del propio destino. Hoy en día, la perspectiva de construir sobre la base del trabajo una identidad para toda la vida ha quedado olvidada definitivamente. Es preciso que esa identidad pueda ser cambiada a corto plazo, sin previo aviso, y esté regida por el principio de mantener abiertas todas las opciones.

Lo que termina destacándose es el medio, no el fin. El objeto y el consumo se vuelven más importantes que los beneficios que puede acarrear a la persona. El presente se vuelve el único tiempo.




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