“En un mundo complejo, las imágenes siempre fueron la forma más segura de transmitir una idea”.
Walter Lippman en 1922 estableció su teoría sobre la existencia de un pseudo-ambiente, que se instala entre la persona y el entorno real. Consecuencia del accionar de los medios de comunicación que le transmiten emociones, ficciones y estereotipos, la persona recrea una imagen distorsionada del mundo real, en la que basa sus decisiones.
Lippman explica que el individuo cree actuar en base al entorno real, y no al pseudo-ambiente que construye y que lo estimula, denominando a este fenómeno “la tragedia del mundo real”. Como consecuencia, las personas pueden ver confundidas la realidad y la ficción, invadiendo conceptos pertenecientes a la segunda el entorno de la primera.
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